El interés inicial que impulsó a Henry B. Lovejoy a viajar a Cuba –aprender a tocar los tambores– se convirtió en una investigación acerca de la historia de la religión y la cultura lucumí. Una investigación muy interesante, añadiría, que gira en torno a la figura y actividades, reales o imaginadas, de Juan Nepomuceno Prieto, y que ha sido publicada por la Editorial de la Universidad de Carolina del Norte. Se trata de una historia que a tramos funciona como la narración en una película, por el ritmo y por la forma en la que mezcla datos históricos recabados acuciosamente con otros que pudieron serlo, pero de los que no hay una evidencia documental referida al personaje central, sino la combinación de opciones posibles. El uso de este recurso, en mi opinión, es un gran atractivo, al mismo tiempo que constituye la debilidad más evidente del trabajo académico. La conjunción...

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